PERSPECTIVA Y ESCALA
SILLAS LATINOAMERICANAS
Artículo Publicado el 30 de Octubre de 2024
POR CAMILO ARAVENA
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LA SILLA
En la historia de la humanidad, podríamos creer que las sillas siempre han existido y que, sin grandes variaciones, parecieran no cumplir un rol importante, aunque la realidad dista bastante. Investigaciones modernas nos cuentan que los primeros registros de una silla como tal, radican en Egipto, donde el mismo elemento, pero fabricado con materiales distintos, definía el estrato de quien la poseía y cuál era la función que debía cumplir: en un hogar común de la época, la silla era un objeto de reposo y un soporte para realizar diferentes trabajos: labores domésticas, apoyo auxiliar e incluso sentarse a la mesa para comer. Para los faraones, las sillas generalmente construidas con detalles de oro y madera del más fino origen, eran un símbolo de poder, verdad y razón. Solo el faraón podía usarla, hacía juego con los salones dorados y como no, si desde allí el regente dictaba los versos que provenían de los mismos dioses.
Durante el renacimiento, en el siglo XVI, comenzó a masificarse el uso de la silla desde las clases socialmente ascendentes hasta el resto de la población menos afortunada, dejaron de ser un símbolo de estatus y pasaron a ser parte de un objeto necesario y de uso cotidiano, aunque producida aún a escala artesanal. En el siglo XIX, en Viena, los hermanos Thonet desarrollaron la primera silla estandarizada, ideada estratégicamente para producirse en masa mediante moldajes que permitían concebir piezas de madera curvada que, unidas unas con otras, armaban un hermoso producto, el cual para algunos significa uno de los momentos más importantes del diseño industrial (Alice Rawsthorn, 2008.)
Las sillas indudablemente han jugado un papel importante en nuestra historia y han estado presentes en algunos de los momentos más importantes: Cristóbal Colón pidió el auspicio de Isabel mientras ella estaba sentada en su trono, William Shakespeare escribió "El valiente hidalgo" desde una simple silla de madera, Harry S. Truman notificó por TV el acuerdo para bombardear Hiroshima y Nagasaki desde una silla de madera y fino cuero negro, Neil Armstrong pudo llegar a la luna gracias a un gran número de científicos que monitorearon por horas cada movimiento desde la tierra, sentados en sillas de metal, esponja y género. ¿Sería, entonces, nuestra historia la misma si en cada uno de esos momentos no hubiese estado presente una silla?
En 1919 la Bauhaus, fundada por Walter Gropius, nos dejó una de sus máximas más significativas: "La función sigue a la forma". Entre varios avances para el mundo del arte, establece cimientos o "manifiestos" que definen las directrices que debe cumplir un objeto para lograr las funciones que envuelven a un "buen diseño": función práctica, estética y simbólica.
Sabiendo que existe basta información de base para concebir mediante un proceso de diseño una "buena silla", es muy importante considerar para qué y para quién se diseñará el objeto. Es diferente proyectar una silla para una ceremonia, para una empresa de fabricación textil, para un set de televisión o para un día de camping en la montaña.
La misión más importante que debe cumplir un proceso de diseño es poner en valor el objeto y elevar la estética sin dejar de lado la efectividad que debe cumplir mientras se utiliza o en situación de reposo, y para aquello será imprescindible considerar valores ergonométricos, ya que, sin considerar la interacción entre el objeto y la persona, podría transformarse simplemente en un "objeto que desaparece en el paisaje".
La ergonomía, en pocas palabras, entrega medidas de cierto grupo humano para ser utilizados como base al momento de diseñar objetos o espacios, y no considerar su aplicación podría significar un fracaso, ya que es muy diferente diseñar una silla para un trabajador asiático en una línea de producción en Tokio, Japón, que para un operario de maquinaria pesada en Antofagasta, Chile. Tomando en cuenta que el primer estudio antropométrico realizado en Latinoamérica para una población industrial fue realizado en Puerto Rico en 1996 por Zulma R. Toro y Marco A. Henrich, podemos suponer que, hasta antes de ese momento, todas las instalaciones industriales en latinoamérica fueron concebidas bajo los estándares europeos (si es que se pensaron), claramente muy distantes a nuestros estándares.
Cabe la pregunta: ¿Mantenernos distantes, como cultura latina, de las actualizaciones necesarias para concebir un buen diseño, repercuten en la trascendencia de las propuestas? Actualmente, y para la fortuna de nuestros contemporáneos, se han realizado algunos estudios relacionados a la antropometría en espacios de trabajo, que definen guías para diseñar espacios y lugares de trabajo dependiendo de la tarea. En el caso de Chile, en el año 2015 la MUTUAL de seguridad, en conjunto con la Universidad de Valparaíso, realizaron un nuevo estudio, ya que el anterior fue realizado en 1997 y se recomienda actualizar cada 10 años.
Un gran porcentaje de la materialidad de las sillas diseñadas y fabricadas en nuestro continente, radica en la madera, y podemos suponer que se debe a que este material forma parte importante de nuestra historia y cultura, utilizándose en fabricación de casas, mobiliario, insumos de cocina, instrumentos musicales y artefactos cotidianos, entre varios más, que han hecho de nuestro diario vivir, un proceso mucho más llevadero (Instituto Forestal, 2019).
Hoy en día, la madera representa una de las industrias más productivas y fructíferas de nuestra zona. Existen varias organizaciones privadas y estatales que promueven su uso de manera sustentable, de modo que se pueda generar una cadena productiva que dé como resultado beneficios duraderos y significativos para quienes estén involucrados (Fundación Chile, 2000).
En nuestro continente existen varias expresiones artísticas y funcionales que se materializan a través de la silla. Principalmente desde el 1960, varias sillas que fueron concebidas por procesos industriales y artesanales pasaron a formar parte de nuestra historia, desde sillas para descanso, como objetos de alto valor estético y otras más minimalistas con un valor mucho más práctico. Preguntémonos, ¿qué hace que una silla trascienda?, para intentar dar una respuesta debemos previamente pensar en el contexto donde estará situada, quien utilizará esa silla y por cuánto tiempo será utilizada. Distintas organizaciones en diferentes países realizan procesos de investigación y premiación de sillas que, por supuesto, deben cumplir con las funciones básicas antes mencionadas, además de innovación, participación en la producción local sustentable, posicionamiento en el mercado y su calidad de diseño, como lo define el “Sello Buen Diseño” en Argentina.
En Latinoamérica ha existido una amplia gama de diseñadoras y diseñadores, tanto históricos como contemporáneos, que han dedicado su vida a la investigación, diseño y confección de sillas; nos hacemos varias preguntas: ¿Estos diseños han sido reconocidos a nivel local, regional, nacional, continental y/o mundial?, de no ser así ¿Qué ha impedido que estos diseños se propaguen lo suficiente para ser reconocidos, por lo menos, por nosotros mismos, como habitantes latinos?, ¿Qué factores han influido en la falta de conocimiento de estos diseños como parte de nuestra identidad?, ¿El contexto político histórico latinoamericano ha influido negativamente en los procesos creativos y en la difusión artística de estos diseños?. Intentar responder estas preguntas requiere una investigación profunda, digna de una tesis, y aunque las respuestas serían en gran medida teóricas, podemos abordar algunos puntos clave que podrían arrojar luz sobre este fenómeno. Diseñadores como Clara Porset en México lograron cierto reconocimiento local e internacional, pero el impacto global del diseño latinoamericano no ha sido tan amplio como el de sus contrapartes europeas, quienes se lo deben en gran parte a la industrialización temprana y su presencia en mercados internacionales.
El contexto político ha jugado un rol importante en la limitación del
diseño en América Latina. Un ejemplo claro es el caso del diseñador chileno Cristián Valdés, cuyo trabajo fue restringido durante la dictadura militar entre los años 1971 y 1990, cuando las condiciones políticas y económicas terminaron por apocar la difusión y producción creativa nacional.
Creemos también que otro factor negativo, podría ser la falta de plataformas y redes sólidas en Latinoamérica que fomenten la difusión y el intercambio del diseño, a diferencia de Europa, donde las ferias de diseño y redes culturales contribuyen a la visibilidad internacional, así como publicaciones periódicas de amplia cobertura especializadas o no en el tema.
Admitamos que tenemos grabadas en nuestra memoria “sillas icónicas” concebidas por destacados arquitectos y diseñadores, en su mayoría europeos, concebidas principalmente entre las décadas de los 60 y 90, pero casi nada de lo que nos ofrece nuestro contexto latinoamericano. Creemos firmemente que generar conciencia sobre la silla, podría marcar un precedente en nuestra cultura del arte y sociedad completa, ya que, al ser un objeto tan relevante, podría (y debería) ser sujeto de interés desde una edad temprana. En nuestro contexto y cualquier otro, podría abordarse la fabricación de sillas como elemento base de nuestros hogares.
PERSPECTIVA Y ESCALA: “Sillas latinoamericanas”
Como FAB ARQ, laboratorio de fabricación de la escuela de arquitectura de Concepción de la USS, realizamos un levantamiento de información relacionado a las “sillas latinoamericanas”, con la finalidad de exponerlo a la ciudad y a la comunidad académica, para intentar marcar un punto de inicio frente a las interrogantes anteriores.
Recibimos el apoyo de Elena Mayorga y Pablo Ríos, docentes de la carrera de Arquitectura USS CCP, quienes realizaron junto a sus estudiantes el primer levantamiento de información sobre arquitectos y diseñadores latinoamericanos que proyectan y fabrican sillas en nuestra edad contemporánea.
a. Selección de las sillas: ¿Cuáles quedan fuera y cuáles dentro?
Una vez realizado el proceso de investigación y habiendo armado una base de datos sobre sillas latinas, necesitamos establecer parámetros de selección para definir cuáles serían las sillas que estarían dentro de la muestra, éstos debían ser simples y acotados, por lo tanto decretamos los siguientes:
La silla debió haber sido diseñada y fabricada en latinoamérica.
Debe ser producida en masa o susceptible a serlo.
No debe ser producida artesanalmente.
Debe ofrecer un soporte corporal eficiente.
Debe ser un aporte estético y funcional independiente del contexto donde se ubica.